Desde hace un tiempo descubrí que

una de mis mejores virtudes, y al mismo tiempo, debilidad, es la adaptabilidad y no sé cuándo concatené esa idea con las guacamayas «Ara ararauna» que cruzan el valle de Caracas.

Las veía. Las veo y me pregunto ¿Si ellas se adaptan, por qué yo no? Aceptar lo que no es y buscar pedacitos de lo que sí y sobrevivir, eso, vivir a pesar de…

Existen muchos artículos e investigaciones extensas sobre ellas. En esta serie me quedo con lo que imagino puede ser una mirada durante su vuelo en la ciudad.

Creo en la sabiduría de la naturaleza y ellas entre tanto concreto buscan lo más parecido a su espacio, a su memoria, estoy segura que no prefieren jaulas, ni paredes, así sea lo único que muchas de ellas hayan conocido.